La infancia de María García (1950) transcurre en Totana, un pueblo anclado a las tradiciones y a la vida rural. Desde pequeña, sufre malos tratos por parte de su madre y se refugia en la figura su padre, que la ayudará a cumplir su sueño de convertirse en artista. Recién cumplidos los dieciocho, María se marcha Madrid acompañada de su padre, buscando cumplir su sueño. A solas en la gran ciudad, contacta con en el mundo de la noche madrileña de los setenta y se inicia en la interpretación en conocidos cafés-teatros. Sus primeros amores de juventud aparecen mientras se gana la vida como gogó, modelo, y consigue pequeños papeles en cine. El gran cambio en su vida llega cuando decide dejar atrás su nombre original y cambiarlo por el de Bárbara Rey. A partir de aquí, consigue papeles más importantes en películas, es víctima de acoso laboral, vive un sonado romance con Alain Delon y, por fin, llega la gran oportunidad que esperaba como artista: presentar el especial de Nochevieja de 1976.

Adelantada a su tiempo por su forma de vestir, peinarse y vivir libremente, Bárbara se convierte en la mujer más deseada por los hombres de una España rancia y machista en proceso de cambio. Sus amores trascienden lo privado y son carne de revistas de sociedad de la época mientras ella se convierte en una súper estrella gracias al programa Palmarés (1976), a películas del destape y otros films icónicos como “Me siento extraña”. El éxito profesional contrasta con las decepciones en el terreno personal: relaciones como la de Carles Rexach o la vivida en la clandestinidad con el Rey llevan a Bárbara a decepcionarse y vivir en soledad. Su apoyo a un partido político durante las primeras elecciones democráticas en España le granjea problemas y acaba perdiendo los trabajos que tenía en cine y tv. Bárbara se refugia en Barcelona haciendo revista y conoce a Chelo García-Cortés y José Manuel Parada, con los que vivirá grandes momentos de amistad y alguna que otra noche de pasión.

Tras un noviazgo apasionado y fugaz (de sólo dos meses), Bárbara se casa con Ángel Cristo, conocido empresario de circo y domador de leones. Junto a él inicia una nueva carrera artística como domadora de elefantes y se convertirá en madre de dos hijos, Ángel y Sofía. La relación idílica pronto se transforma en un infierno de malos tratos y vejaciones fruto de las adicciones y los celos de Ángel hacia Bárbara. Además, las infidelidades por parte de Ángel se suceden y Bárbara está irreconocible; se encuentra cada vez más atrapada y anulada. Años más tarde, Ángel y Bárbara firman un acuerdo de separación, pero él continúa apareciendo por la casa haciéndole la vida imposible a ella y convirtiendo la infancia de sus hijos en un infierno. Bárbara se esfuerza por volver a trabajar como actriz y una noche, después de tratar de matarla, Ángel la echa de casa y se queda con los niños. Es el momento en que, por fin, se decide a denunciar lo que está viviendo.

Principios de los noventa, Bárbara vive la segunda etapa de su relación con el Rey en el mejor momento del monarca (Expo de Sevilla, Olimpiadas de Barcelona…). Por el contrario, ella tiene que empeñar joyas para llegar a fin de mes. El trabajo se resiste. Pronto llegan los sobresaltos, la casa en la que la pareja se citaba está llena de cámaras y, a petición del Rey, cambian el lugar de reunión a la propia residencia de Bárbara. A partir de aquí se suceden una serie de acontecimientos turbios (espionaje, grabaciones, chantajes…) y Bárbara tomará una serie de decisiones motivadas por influencias negativas que la llevarán, años más tarde, a ser amenazada de muerte. De pronto, María García, la chica que salió de Totana para convertirse en artista, se ve mezclada en una guerra de poder, extorsión, chantajes y cintas de vídeo. Todo estalla en 1997 tras el robo en su casa de material sensible (fotos, audios y videos…) Dicen que compraron su silencio, ella tiene una versión muy diferente.