El presidente de México, Carmelo Alvarado va a prisión acusado de corrupción y abuso de poder. Lo quieren muerto. Su asesora, Virginia tiene la clave para liberarlo, pero no entrega las pruebas.

Tres Mujeres Marcaron Al Hombre Más Poderoso En México, Pero Sólo Una Es El Amor De Su Vida: Carolina Arteaga. Ella Usará Sus Mejores Armas, Como Periodista, Para Demostrar Su Inocencia.

Carmelo Alvarado debe dejar de ser un problema, así que el narco Ramsés Cota, alias El Faraón será repatriado a México para liquidar al presidente.

Los malos recuerdos atormentan a Carolina. Veintidós años después, piensa revelar su secreto mejor guardado al presidente, para que el odio alimente su espíritu de lucha.

El Tuerto, uno de los hombres del Faraón, lanza una bomba de humo y ataca al presidente. En medio de la pelea, Carmelo Alvarado reconoce a su agresor y saca fuerzas para defenderse como puede.

El presidente quiere fugarse de prisión y para lograrlo busca aliados. Su viejo amigo Claudio, aprovecha una visita de Carolina al penal para enviarle un recado muy importante.

Carmelo concluye que en la cárcel es más eficaz la astucia que la fuerza. Recupera el libro donde aparece un mensaje que logra descifrar y una imagen reveladora que podría cambiar su destino.

El recorrido a las duchas se convierte en una exploración minuciosa, pero Carmelo no tarda mucho en descubrir lo que estaba buscando. Desde las altas esferas del poder cocinan un escándalo.

El Tuerto es un monstruo que muestra su peor cara en una encarnizada pelea con el Tinajas, otro hombre del Faraón. Carmelo descubre el instinto animal que vive en el cuerpo de su hermano.

Ramsés Cota llega al Penal San Buenaventura. Los guardias complacen sus peticiones, le brindan confort y alimento. Exige información privilegiada. Carmelo toma una decisión de vida o muerte.

Carmelo va camino a la libertad, pero las alertas se disparan en la prisión y Adonis Madrigal ordena matarlo, sin pensarlo mucho. Batista intenta hacerle ver, que moriría como un héroe.

El coronel Ignacio Mayorga interroga a los presuntos cómplices del presidente para la fuga. Ejecuta a uno de ellos frente a Carmelo y lo responsabiliza de la muerte.

Carmelo conoce al nuevo director del penal, llamado Piña y no puede mencionar la ejecución. Su hija Sara aparece en un video que lo deja desconsolado. Además, Ramsés jura que lo matará de a poco.

La noticia del bombazo en Tepito se cuela al penal. Los reos toman el control y amenazan a Carmelo. Piña da la orden y la sangre corre. Descubren el secreto que Virginia se llevó a la tumba.

Tras el motín, Ramsés Cota y Carmelo Alvarado se enfrentan con hombres de lado y lado. El Tuerto, en contra de su propio hermano, debe participar y demostrar su lealtad al narco.

Salvador Fraga, Carolina Arteaga y Carmelo Alvarado no pueden salir, están en medio de una balacera sin control. Consejos, secretos y verdades salen a la luz. El presidente se vuelve loco.

El presidente siente tanto odio por Ramsés Cota, que su amigo en prisión le pasa un arma. No quiere saber los detalles, le advierte que pensar lo vuelve loco y matar lo hundirá en la cárcel.

Carmelo aprovecha la oportunidad y ataca a Ramsés. La revuelta en el penal es imparable. El Tuerto es incapaz de detener la furia del presidente, un alma que se la lleva el diablo.

Los videos de vigilancia no mienten, identifican al criminal. La investigación del caso en San Buenaventura está en manos del Ministerio Público y Carmelo no sabe a dónde lo llevan.

La familia de Carmelo Alvarado teme lo peor. Sabe que será trasladado por orden de Benito Rivas. Enmascarados y armados, un grupo de uniformados acribilla la camioneta donde viaja el Preso No1.

Carmelo llega a la Colonia, pero nada garantiza su vida. Es un penal sin rejas en una isla, donde el capitán, Segovia muestra su carácter al darle la bienvenida. Clara, le advierte del peligro.

Esta podría ser la última noche de Carmelo gozando de todos sus derechos en Colonia. Una buena razón para que Segovia lo invite a probar las delicias de Clara, pero ella le suplica que no vaya.

Carmelo y Clara se refugian en un rincón de las Islas Marías, donde la tentación y la pasión se desbordan. El capitán Segovia, alcoholizado y armado está listo para acabar con los dos.

Pedro Islas Cardán se sale con la suya y celebra el fallo del juez contra Carmelo Alvarado, quien es asesinado de por vida y anulado para regresar a la presidencia. Rivas toma una medida sangrienta.

En la playa y en soledad, Carmelo renuncia a la vida y deja una nota para sus hijas. Lo más valioso para él, fue compartir con ellas, y aunque le teme al mar, se adentra en él, sin saber nadar.

Clara está en prisión, acusada de asesinato. Ella tiene un profundo dolor en su alma porque no podía ver a su hija. Diana, una joven periodista, está ansiosa por entrevistar al presidente Alvarado.

Sin premeditación y después de tantos años, Carmelo y Carolina pasan la noche juntos. Al amanecer, el Capitán Segovia es responsable de arruinar lo que parecía una luna de miel.

Segovia golpea sin piedad a Carmelo. Sus conversaciones sobre el derecho a la tierra le costaron sangre, sudor y lágrimas. Pero peor es el castigo cuando se entera de que su familia está en peligro.

Todo está listo para que Carmelo salga de la cárcel en dos días. El plan llega a oídos de sus enemigos, decidido a matarlo antes de que huya.

Antes de marcharse de Islas Marías, Carolina y Carmelo se despiden como dos enamorados. Él le hace una propuesta; a ella le parece una locura pero promete que lo va a pensar.

Carmelo da sus primeros pasos hacia la libertad. El Gringo está listo para disparar al avión donde viaja el presidente. Carolina escribe una crónica de lo que está detrás del plan de escape.

Carmelo, fugitivo y acusado de las víctimas de la avioneta, se esconde en su pueblo natal. Amalia, después de casi 23 años, tiene mucho más para contar de lo que él pueda imaginar.

La obsesión del Gringo no tiene límites y Sara paga las consecuencias. La noticia se riega como pólvora. Los enemigos de Carmelo ya piensan en la próxima jugada.

Carmelo pierde la cabeza al saber que Sara fue apuñalada. Arriesga el todo por el todo, con tal de ir a ver a su hija. Un operativo para atrapar a Alvarado encuentra resistencia armada.

Carmelo pone fin a la cacería. Envía un mensaje con el que reaviva la memoria de sus seguidores y advierte que nada está perdido, todo está por ganarse. Carolina está lista para asumir el reto.

El legado de Carmelo está en manos de Carolina Arteaga, que sin titubear lanza su candidatura. Al enterarse, el presidente contacta a su ex y a sus hijas. Interceptan la llamada y lo ubican.

Carmelo es el blanco y la explosión es de tal magnitud que hay bajas de lado y lado. Clara está en medio del enfrentamiento. Mayorga y El Gringo van a parar al hospital.

La muerte de Pía Bolaños está en boca de todos. Carolina Arteaga es la principal sospechosa y sus enemigos políticos se juegan la mejor carta que tienen para hundirla: manipular a la prensa.

Rivas recibe un informe del día en que mataron a Pía Bolaños y Carolina Arteaga es el objetivo. Las fuerzas del orden irrumpen en la universidad, donde la candidata deslumbra con su discurso.

La presión llega a su nivel más alto. A Rivas Macín le pegan por donde más le duele. Carolina queda anulada políticamente y el otro aspirante sale en su defensa sin medir las consecuencias.

Aparece una nueva víctima y el ataque tiene las mismas características que el crimen de Pía Bolaños. Diana está a punto de publicar en primera plana, lo que podría liberar a Carolina Arteaga.

Las hijas del presidente Alvarado se refugian en una cabaña, donde El Gringo llega a buscarlas. Amordazado, Sara lo lleva a un bosque solitario, mientras Isabel se encarga de los niños.

Las hermanas Alvarado, fugitivas, huyen en un camión. El Gringo las persigue para chantajear a Carmelo. El padre Aguirre paga caro haber protegido a una de ellas. Carolina se desespera.

Una concentración multitudinaria clama por justicia. Rivas Macín declara que Carmelo es inocente. Mayorga da la orden de matar al Presidente en público y El Gringo lo tiene en la mira.