Calabria, sur de Italia, finales de los 60. Para poder pagar sus deudas, la familia Saggese debe aceptar un matrimonio por delegación. María se sacrifica aceptando casarse con Vittorio Bassi, un granjero de una ciudad del norte, renunciando así a sus raíces y a la esperanza de reencontrarse algún día con el amor de su vida, Antonio, quien se mudó a Bélgica. Sin embargo, María descubre que su esposo no será Vittorio, sino su sobrino, Italo, quien la rechaza a su llegada ya que todavía está molesto por la repentina desaparición de su esposa Giorgia. María pasa los días, atrapada entre el duro trabajo del campo, la hostilidad de los otros trabajadores, el trato de Vittorio hacia ella como una sirvienta, el desprecio de Italo y los rumores de que pudo haber matado a su esposa, culpable de haber tenido un amante.

El cuerpo encontrado es el de Giorgia, la primera esposa de Italo. La autopsia limpia su nombre de cualquier cargo de asesinato, pero también destruye sus esperanzas de volver a verla. Devastado, el hombre intenta acabar con su vida, pero María se las arregla para disuadirlo. Durante el funeral, Italo descubre que Vittorio una vez estafó a la familia de su difunta esposa y, en un ataque de ira contra su tío, lo golpea y abandona la granja. Con Vittorio en reposo en cama e Italo desaparecido, María debe encargarse de todo y demuestra ser muy capaz, llegando incluso a lograr ofrecer mejores condiciones laborales a los trabajadores del campo. Al regreso de Italo, un un sentimiento profundo parece estar floreciendo entre él y María. Esta paz es interrumpida por terribles noticias que obligan a María a regresar a su casa, en Calabria.

Vittorio muere. Desde que se arrepintió de haber estafado a la familia de la primera esposa de Italo, antes de su muerte le había dado la tierra que le había robado al hermano de la mujer, y había comprado nuevas tierras, aparentemente pantanosas y en barbecho. Italo está preocupado por estos últimos gastos y el cierre de la hilandería, pero María es una optimista. Mientras tanto, Antonio se mudó al norte con Giuseppe y, al enterarse de las dificultades con su situación financiera, se ofrece a ayudarlos comprando las nuevas tierras y ofreciendo un trabajo a Italo. La verdad es que Antonio, que ha ocultado valiosa información sobre esas tierras, tiene motivos ocultos. Mientras tanto, en la granja, la siega se ralentiza y la trilla corre peligro, pero María tiene una idea: ofrece el trabajo a mujeres que podrán llevar a sus hijos, gracias a la creación de un área para mantenerlos entretenidos.