Se abre un nuevo curso en el Zurbarán y estos meses de verano han servido para poner a cada cual en un camino distinto. Por un lado los pasillos del colegio se abren calientes para dejar pasar al bando de las chicas malas, presididas por Daniela y de la mano de Teresa, a quien la emoción del verano parece haberle hecho despertar a la adolescencia más radical.

La campaña de delegadas está muy caliente enfrentando a dos pesos pesados. Yoli por una parte tratará de mejorar la situación de los alumnos en el colegio, pero sobre todo será la apuesta personal de Olimpia y Arturo para poder hacer frente a Enrique, quien, por su parte ve en Daniela la pieza para monopolizar su imperio.

Yoli ha conseguido por méritos propios ser la delegada de alumnos del Zurbarán, pero Daniela no se lo va a poner fácil. Aprovechando su amistad con Enrique, logra ponerse al cargo de un periódico escolar desde el que Daniela espera controlar a sus compañeros y vengarse de la victoria electoral de Yoli.

Los sueños de David con su exnovia continúan, aunque no se atreve a contarle nada a Fer. Sin embargo, Fer lo sabe, pero le pasa exactamente lo mismo que a David: no tiene ni idea de cómo enfrentarse al problema. Afortunadamente, tienen a Yoli para echarles una mano y descubrir si David está volviendo a sentir algo por su ex… o es algo distinto.

La separación de Fer y David parece no tener marcha atrás. Por lo menos, eso es lo que Fer deduce al ver que David la ha aceptado con total resignación. Y esto, como le confiesa a sus amigos, le fastidia mucho. Así que si no lo tiene claro, tendrá que ser el que dé el paso para volver a intentarlo. Sin embargo, esta vez es David el que no está dispuesto a aguantar más indecisiones…

Han pasado dos meses desde los trágicos sucesos acaecidos en el episodio anterior. La muerte de Fer ha trastocado las vidas de todos. Ahora toca vivir el duelo de la pérdida e intentar reponerse cuando llegue el momento, pero no va a ser fácil. Una de las primeras consecuencias es la medida adoptada por Enrique para solucionar definitivamente la seguridad del Zurbarán.

La sed de venganza de Daniela después del desplante de Teresa por Román, la llevarán a querer hacer el mayor daño posible a la pareja. Y para eso decidirá jugar su mejor baza: la cinta que le robó a Verónica. Pero las cosas tomarán un giro inesperado, cuando Daniela descubra por casualidad que Enrique por fin ha comprado el colegio… y planea derruirlo para utilizar los terrenos.