Carme Gallart, vecina de los Pallaresos, desaparece el 18 de junio del 2015. Queda por comer con su amigo Joan en Tarragona, pero nunca llega cuando su hija Mónica denuncia su desaparición, apunta dos sospechosos: José Luis Rodríguez , un amigo con el que se envía mensajes y que le va detrás, y Ramon Franch, un agente inmobiliario con el que tiene un litigio pendiente por estafa. Por último, la investigación da resultados: la geolocalización de un teléfono y la limpieza de un coche ayudan a esclarecer qué ha pasado.

En Vilassar de Dalt, el 12 de noviembre de 2010, Carme Blanch no se presenta en la escuela a recoger al hijo de unos vecinos a los que hace de canguro. Enseguida, éstos sospechan que le ha pasado algo grave y entran en su casa. Poco después llega su marido, Joan Puigpey, que estaba trabajando. Aunque inicialmente parece un robo, los Mossos descartan en breve esta hipótesis. Años más tarde, una libélula y unas fotografías son claves para descubrir la verdad.

Àngel Vila, conocido como Angelet, es el masovero de Can Quintana, una masía dentro del término de Cànoves y Samalús donde vive y acoge a ciclistas y montañeros que rondan la zona. Con su vecino, improvisa un pequeño restaurante que se hace famoso por la carne a la brasa, sin embargo, en la noche del 21 de junio del 2003, un rumor sobre su economía le cambia el destino.

Dos amigos comparten edificio ocupado en Lérida. Tienen desavenencias, y uno de ellos desaparece. Pocos días después encuentran su pierna en el pantano de Utxesa. El otro es acusado de asesinarle y descuartizarle, pero se ha fugado.

El 28 de octubre de 2003 Ronny Tapias, un chico de diecisiete años de origen colombiano, sale del instituto con un amigo para ir a casa. En la acera de enfrente les espera un grupo de jóvenes, que le increpan y le atacan. Uno de ellos le dice que ya le habían avisado mientras le pega un cuchillo en el pecho que le produce la muerte.

En noviembre de 2020, en Barcelona, ​​hay toque de queda por la pandemia de la Covid-19 y las pocas personas que se pueden mover libremente son los repartidores de comida a domicilio. Hay uno que asalta a mujeres en los portales de sus casas y las agrede sexualmente. Cada vez actúa más seguido y es más violento. Los pequeños detalles y el análisis de la conducta son muy importantes para detener al culpable.

Un repartidor de comida a domicilio que se desplaza en bicicleta ha cometido cuatro agresiones sexuales y una violación en menos de dos meses, los dos últimos incidentes con sólo una hora de diferencia. Estos hechos tienen la Unidad Central de Agresiones de los Mossos con el corazón en un puño, que hacía esfuerzos para capturarlo.