Nazi Megaestructuras nos plantea un fascinante viaje en el tiempo para revisitar una época terrible desde otro punto de vista: el de los avances tecnológicos y arquitectónicos que hicieron del III Reich una potencia que tuvo en su mano a media Europa durante años. En los seis episodios que componen la serie conoceremos la historia de la muralla que Hitler soñó para proteger los territorios ocupados, y que ordenó que se levantase paralela al Atlántico, desde Francia hasta Noruega; cómo los nazis construyeron los primeros misiles de largo alcance, los V2, en una red de laboratorios secretos, silos subterráneos y plataformas de lanzamiento de alta tecnología, que sentarían las bases de la carrera espacial. Veremos dónde guardaba el ejército nazi los letales submarinos U-Boat o los deseos de grandeza de Hitler concretados en su orden de que se construyese un acorazado terrestre de mil toneladas. Y visitaremos la fortaleza en que el Führer, vencido y acorralado, había convertido Berlín para retrasar el avance soviético mientras se escondía en su búnker, a diez metros bajo tierra y rodeado por paredes de hormigón de cuatro metros de grosor.

Nazi Megaestructuras nos plantea un fascinante viaje en el tiempo para revisitar una época terrible desde otro punto de vista: el de los avances tecnológicos y arquitectónicos que hicieron del III Reich una potencia que tuvo en su mano a media Europa durante años. En los seis episodios que componen la serie conoceremos la historia de la muralla que Hitler soñó para proteger los territorios ocupados, y que ordenó que se levantase paralela al Atlántico, desde Francia hasta Noruega; cómo los nazis construyeron los primeros misiles de largo alcance, los V2, en una red de laboratorios secretos, silos subterráneos y plataformas de lanzamiento de alta tecnología, que sentarían las bases de la carrera espacial. Veremos dónde guardaba el ejército nazi los letales submarinos U-Boat o los deseos de grandeza de Hitler concretados en su orden de que se construyese un acorazado terrestre de mil toneladas. Y visitaremos la fortaleza en que el Führer, vencido y acorralado, había convertido Berlín para retrasar el avance soviético mientras se escondía en su búnker, a diez metros bajo tierra y rodeado por paredes de hormigón de cuatro metros de grosor.